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Doris Arellano Manzo

Pintar es para mí, Dejar salir el alma y el corazón,
Abrir mis sentimientos y recuerdos a todo aquel que los quiera ver.

Nació en la ciudad de Tuxtepec, Oaxaca. Desde niña desarrollo la admiración y el gusto por la pintura, siguiendo su instinto, estudio en la Facultad de Bellas artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.

Al término de sus estudios se dedicó a la docencia y retomó hace algunos años la pintura con nuevos estilos e ideas, además de ingresar a cursos de litografía y grabado en el Taller Rufino Tamayo de la ciudad de Oaxaca.

La pasión por pintar es parte de mi esencia, de mi vida. Me desconecto del mundo y me entrego por completo a la creación; el tiempo pintando pasa velozmente, sin que me de cuenta. Doy gracias a Dios por este don maravilloso.

Pinto lo que voy sintiendo y la mujer ocupa un lugar fundamental en mi obra. Son puros sentimientos femeninos transformados en formas y colores. vivo en medio de una vorágine de tonos verdes, la vegetación de mi tierra tropical, me inspira a entrelazar la mujer y la naturaleza, fuentes de vida.

La pintura es un camino y el camino cuando se recorre va cambiando el paisaje, Mi obra recorre el paisaje de mi vida, mis emociones y vivencias, por que no decirlo? de mi propia alma. En cada pincelada voy dejando un pedazo de mi ser. No se a donde se dirige mi obra, pero lo que tengo muy claro es que yo seguiré pintando toda la vida.

Me gusta manejar colores fuertes, intensos, vivos; los colores y las formas aparecen en el lienzo, se transforman muchas veces en mujeres sin rostros, tan fuertes como la mujer que lucha y vive cada momento de su vida intensamente, que se cae y se levanta, llora y ríe pero no se detiene y va tras sus sueños en un caminar incansable.

Mi hija Frida es parte de mi obra, muchos cuadros son inspirados por el sentimiento de ser madre, por mi inmenso amor hacia ella, por la oportunidad que me dio Dios de sembrar en mi vientre a un nuevo ser, de verla crecer, de escucharla reír y llorar. Es ella, mi Frida, mi musa.

Hay muchas cosa por las que estoy agradecida con Dios…por darme este don maravilloso de pintar, por mi hija Frida, por mis padres, Bárbara y Facundo, que nunca han dejado de apoyarme, cuando dije que quería dedicarme a esto, fueron ellos los que compraron mis primeros pinceles, las pinturas, mi caballete; por mi esposo Andrés que vive a mi lado cada triunfo y cada fracaso. Por mis cuatro hermanas, Lupe, Delia, Chela y Marlen. y mi único hermano, Edgar, que se adelanto en el viaje a otros espacios de tiempo, fue el quien me apoyo en mis primeras exposiciones y siempre me animo a seguir adelante y luchar. Por mis amigos de corazón, que son tantos..

No quiero irme sin dejar huella y no es vanidad. Quisiera dejar mi obra para que otros sientan, vivan y luchen. Todos tenemos un ciclo de vida, pero pienso que si un día, Dios me diera la oportunidad de volver, le pediré nuevamente ser pintora, volver a nacer en esta tierra maravillosa que me ha dado y a quien le debo tanto.. en mi Tuxtepec, en mi Oaxaca.

Fuente: Artes México 

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