En la exhibición destacán algunos artistas como Fernando Botero, Kahlo o Rivera que comparten espacio y entrelazan influencias
CIUDAD DE MÉXICO,11 de marzo.- Colombia y México se miran y dialogan a través del arte en la exposición “Encuentros“, que se inaugura hoy en el Museo Nacional de Bogotá y en la que discurren en paralelo las influencias y tendencias que los dos países latinoamericanos han compartido desde el siglo XIX.
Y es que la relación entre estas dos naciones, distantes y lejanas, se inició en plena época decimonónica cuando el mexicano Felipe Santiago Gutiérrez trasladó a Bogotá la primera gran academia tal y como la había conocido en su país natal, explicó la curadora de la exposición, Consuelo Fernández.
El diálogo que se inició entonces queda atrapado en la exposición que permanecerá abierta hasta el próximo 7 de junio con el foco puesto en la construcción nacional, desde el territorio hasta los individuos y las tradiciones, que se han esbozado desde el arte en México y Colombia.
Cerca de un centenar de obras de la Colección Sura (Colombia) y del Museo Nacional forman parte de esta exposición.
En las relaciones entre ambos países, Fernándezdestacó la influencia que tuvo el escultor colombiano Rómulo Rozo, y su fuerte ascendente sobre el movimiento modelista, así como el fotógrafo Leo Matiz, dos artistas que retrataron la realidad más popular y tradicional.
En este sentido, Fernández explicó que “Matiz tuvo una gran amistad con Diego (Rivera) y Frida (Kahlo)”, mientras que la colombiana Debora Arango mantuvo fuertes vínculos con la mexicana María Izdo, lo que entrelaza el arte de ambos países desde sus grandes nombres hasta las tendencias más populares.
Entre las similitudes que se plasman en la exposición destacan temáticas como conocer el territorio, la representación de cada país en su estilo, la diversidad del paisaje colombiano y mexicano o “los rostros humanos con sus características”.
En esa representación sobresalen las esculturas de Rodrigo Arenas Betancourt “que representan a la raza buscando una identidad nacional”,comentó Fernández.
La construcción nacional a través del arte, tanto en México como en Colombia, queda perfectamente reflejada en obras como las de Manuel Rodríguez, Diego Rivera o José Clemente Orozco.
La creación de estas identidades usando el arte como canal “ha sido muy potente“, según Fernández, quien destacó que ha tenido un papel fundamental la pintura mural, “que era una crítica social y política que se estaba gestando”.
Pero el embrión de la construcción está en el territorio, “primera identidad” del ser humano que queda retratada con dibujos y pinturas que reciben al visitante al entrar en la exposición.
A su lado cuelgan pinturas que demonizan la conquista española de América y ensalzan hasta la calidad de mito a los pueblos indígenas o que buscan entre las capas populares y aristocráticas su nexo cultural.
En la exhibición también se filtran algunos de los grandes maestros de ambos países como Fernando Botero, Kahlo o Rivera que comparten espacio y entrelazan influencias.
Botero, por ejemplo, comparte el espacio de la exposición con algunos de los pintores mexicanos que conoció en sus visitas a ese país, como Rufino Tamayo, quienes tuvieron una gran influencia en el uso del color que le da a sus pinturas.
El visitante también puede disfrutar de “Retrato de Isolda Pinedo Kahlo”, la única pintura de Frida que ha viajado hasta Bogotá y en la que, pese a ser una obra temprana, ya pueden verse algunos de los trazos que protagonizan su obra.
Diego Rivera precede la despedida de una exposición que tiene como punto final un espacio dedicado a la creación onírica de artistas colombianos y mexicanos como la peculiar “Entrada de Jesús Luján en la revista Moderna”, que pintó Julio Ruelas en 1904.
La muestra, que estuvo en Ciudad de México, Tijuana y Medellín, continuará su peregrinaje por Chile cuando abandone Bogotá el próximo 7 de junio.
Fuente: Excelsior