Por: Harry Cano
Contemplar la obra de Audiard es contemplar la contundencia en el cine, sus obras por demás entrañables como violentas, son un compendio de la sociedad europea actual. Director de nacimiento francés, Audiard ha demostrado con maestría llevar a cabo dramas a la pantalla platinada, al punto de ser considerado uno de los mejores directores de cine contemporáneos del cine francés. Ha Audiard lo tildan de violento, pero seamos sinceros su violencia que en ocasiones es gráfica, tiene un trasfondo más profundo, porque el habla de una violencia que trasciende, esa que queda palpable con el tiempo.
Gran director de actores y constructor de personajes que se mueven por una convicción o que quieren o no son aceptados por la sociedad, son los más representados en sus películas. Todos ellos como vehículos dramáticos que retumban en la mente de espectador, aun y cuando como espectador terminas de contemplar sus filmes.
Su manera de filmar con la cámara es de un estilo muy propio en ocasiones combinado con un estilo “Cinéma Vérité” (Cine Verdad), que fusiona con una cámara contemplativa, siguiendo claramente las emociones de los actores para lograr una mayor conexión con el espectador.
Audiard no tiene concesiones y cuenta lo que él quiere, claro con muchísima calidad, con una potencia desmedida, pero dejando una clara estela entrañable que se emancipan personaje-espectador, creando un camino de retorno, sí, pero que quede claro que la mente viene reflexionando y que un director de cine pueda lograr eso, es de agradecerse.
Un verdadero artista en todos los sentidos, condecorado este año con la Palma de Oro por su película “Dheepan”, ganador también de el “Cesar” (El Oscar Francés) en tres ocasiones como director y por su película “De latir mi corazón se ha parado” y “Un Profeta” dicho sea de paso, esta última es su obra maestra hasta el momento.