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El Chile, Hoy y Siempre En La Vida De Los Mexicanos

Es interesante cuando la gente habla sobre la comida mexicana, la primera cosa que se viene a la mente es el chile. Caliente, picante. Al igual que en el caso de las tortillas, los chiles son el ingrediente fundamental de la cocina mexicana. Con más de 60 estilos diferentes (algunos leves, otros calientes, ardientes o letales), es lógico concluir por qué los mexicanos los utilizan para casi todas las comidas, lo que hace al Chile muy picante  no es el cuerpo o la piel (rojo, amarillo o verde) sino las semillas, por eso siempre recomendamos quitar las semillas de los chiles.

El chile en México

Por otra parte, el chile en México ha llegado a ser casi un símbolo patrio. Los mexicanos no sólo lo emplean en la mayoría de los platillos que consumen, sino que se identifican vital, ontológicamente con él. Ciertas características del chile, como su ardor, su bravura y su sabor, se tienen entre las virtudes más respetadas de lo que muchos consideran los atributos esenciales de la virilidad, y para quienes “Ser hombres” exige saber ser como el chile: picantes, pero sabrosos.

En varios sitios de México, a los niños se les enseña a comer chile, para que “se enseñen a ser hombrecitos”.  Y aunque le pique, se aguanta. “Ponerse una buena enchilada” es síntoma no solamente de que uno ya es grande, sino de que ha aprendido a comer. El uso del chile, sin duda, y el de la palabra que lo designa continúan siendo tan peligrosos como en el principio. Vérselas con el chile no nada más implica el riesgo de abrasarse la boca; también como sinónimo del miembro viril, el término chile ha dado lugar a toda clase de chistes, juegos de palabras, bromas y albures.

El chile en la gastronomía mexicana

En nuestro país existen más de 60 variedades de chiles. La diversidad y la riqueza de los platillos preparados con este producto es, por ello, impresionante. Desde los típicos y consistentes moles de Puebla, Oaxaca y Yucatán, para hablar sólo de los más conocidos, hasta las refinadas salsas y adobos del Estado de México, Guadalajara o San Luis Potosí, la variedad de gustos, sabores e ingredientes que en las cocinas del país se emplean en conjunción con los diferentes chiles ha permitido el desarrollo de una gastronomía característica, sensual e incitante, de un gusto peculiar y sugerente, que no obstante las transformaciones y las influencias, conserva una tónica particular, debida, justamente, a la variedad de formas y maneras en que en México se consume el chile.

Valor nutricional

Este fruto no es sólo un condimento extraordinario, quizá el más versátil de cuantos existen; es, también, un alimento de gran valor nutritivo. Es rico en vitaminas: el vegetal con mayor concentración de ácido ascórbico que se conoce (el descubrimiento de esta sustancia en la pulpa del chile le valió al doctor húngaro Albert Szent-Gyürgyiel otorgamiento del Premio Nobel de fisiología y medicina en 1937). Los chiles frescos contienen más del doble de vitamina C que el limón y la naranja y casi seis veces más que la toronja; los secos, por su parte, contienen vitamina A en una proporción mayor que, las zanahorias, por ejemplo. Los chiles poseen además cantidades significativas, aunque menores, de vitaminas E, P y B, y de algunos minerales.

Si bien su consumo excesivo puede provocar diversas molestias, como gastritis o úlceras, comer chile resulta esencial para una dieta balanceada. Y entre los mexicanos todavía más: se ha comprobado que el chile induce una alta digestibilidad de las proteínas del maíz y del frijol, se dice que, “el chile no es para los mexicanos solamente un complemento alimenticio, sino un multiplicador nutricional”. La interdependencia que se ha conservado en la típica tríada alimenticia mexicana: maíz, frijol y chile, integra un complejo de componentes altamente alimenticios que se equilibran y refuerzan entre sí. Un taco de frijoles con salsa no es solamente sabroso sino nutritivo.

Usos industriales

Adicionalmente sus usos industriales son cada vez mayores. El chile rojo en polvo, rico en capsantina (ingrediente que determina la cantidad de pigmento en un chile), se emplea en la avicultura como alimento para las gallinas, con objeto de obtener una intensa coloración amarilla, muy apreciada, tanto en las yemas de los huevos como en la piel de los pollos.

De los chiles deshidratados a su vez se extrae una sustancia llamada oleorresina que se utiliza en la preparación de carnes frías y embutidos; como componente de pinturas marinas; como repelente en la agricultura y la ganadería menor contra mamíferos depredadores; en la industria tabacalera, para mejorar el sabor de ciertas mezclas de tabaco; en la industria farmacéutica, como estimulante; en la cosmética, para producir pigmentos colorantes para lápices labiales y polvos faciales; en la fabricación de aerosoles defensivos; y, en fin, hasta en la industria militar, donde se emplea en la fabricación del llamado pepper-gas, que obliga a los soldados -qué tan picante será- a quitarse las máscaras. De cualquier forma, como símbolo patrio, albur, nutriente, ingrediente o herramienta, el chile no deja de ser un elemento esencial dentro de la cultura mexicana.

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