La gastronomía mexicana es tan extensa, que muchas veces es difícil elegir qué comer o definir de qué tenemos antojo, aunque es un hecho que los tacos tienen un lugar especial en nuestro corazón y estómago-, en especial si hablamos de los tacos al pastor, los reyes del trompo.
¿Quién no ha paseado por alguna calle para encontrarse con el inconfundible olor del trompo de pastor cocinándose? Mientras más nos acercamos, el olor se incrementa y nuestros estómagos hacen ruido como manifestación de que el antojo ya llegó hasta nuestro cerebro, y que no planea quitarse de la cabeza la necesidad de un taquito de pastor.
Así tomamos la decisión de sentarnos y pedir un taco al pastor, o dos, o tres, o siete. El plato llega con nuestra orden, tortilla calientita -y si tenemos suerte, recién hecha-, la carne adobada y doradita por el fuego del trompo, un poco de cebolla, cilantro y piña, que le da un toque especial, aunque muchos deciden no ponerle.
El ritual continúa con un poco de limón, salsa verde o roja, y ahora sí, es hora de darle la primera mordida y satisfacer ese antojo que se abrió simplemente con el delicioso olor a taco.
Un simple taco de carne marinada en diferentes chiles, especies y axiote, se ha convertido en uno de los más populares en nuestro país, y también en otros lugares del globo, donde los tacos al pastor son un referente de nuestra cultura mexicana.
Existen varias versiones del origen de este taco, mientras que muchos apuntan que es una creación meramente chilanga, algunos otros aseguran que viene de Puebla y después se popularizó. Algo en lo que ambos relatos concuerdan es quees una adaptación del shawarma libanes o el kebab de Turquía, los cuales también se hacen en un trompo, aunque los ingredientes para marinar son diferentes.
La carne puede ser de res, ternera o puerco, depende de la región y la receta de la taquería, aunque el espectáculo en todos los recintos es el mismo: el taquero gira el trompo mientras corta la carne en delgadas capas, para dejarlas caer sobre la tortilla que sostiene con una sola mano, después corta la piña, la cual cacha en el aire. Todo un arte.
La maravilla de los tacos al pastor es que se pueden encontrar en cualquier lugar y son un platillo perfecto para cualquier hora del día: comidas familiares, antojitos, a la hora de la comida en la oficina o hasta en las altas horas de las madrugadas, los tacos al pastor tienen un lugar especial dentro del apetito del mexicano.