Mucho hemos escuchado sobre los temazcales. Aquellos rituales ancestrales que han desempeñado un papel importante en la vida social y religiosa, gracias a los beneficios que otorgan a la salud, cuerpo y mente. Pero, ¿qué son realmente?, ¿para qué sirven? A ver, empecemos con un poquito de contexto para entender de qué estamos hablando.
La palabra temazcal, proviene del náhuatl “temazcalli“, (temaz, ‘sudor’ y calli, ‘casa’) y quiere decir, literalmente, “casa de sudor”. En Mesoamérica, desde tiempos antiguos, estos baños han sido usados por diversas culturas indígenas con propósitos de desintoxicación por sudoración, a través de infusiones de hierbas.
En la actualidad, el ritual inicia cuando el recinto se encuentra lo suficientemente caliente. Los participantes se van sentando en círculo, apoyándose en las paredes del temazcal. En el centro se colocan piedras ardientes que son salpicadas con aguas y hierbas, formando vapores. De esta manera, se da inicio a la ceremonia.
¿Todo chido hasta ahorita, verdad? ¡Ahora sí viene lo bueno! Tuvimos la oportunidad de platicar con Sulema Hermida (@sulehermida), vlogger y apasionada del bienestar integral, mindfulness y energías, sobre su experiencia en temazcal, la cual ha sido “un encuentro consigo misma”.
Sule nos cuenta cómo la experiencia fue un renacer de sus propios límites, una integración a la fuente que nos conecta con todo:
“Desde el inicio de una ceremonia de temazcal puedes percibir una energía distinta, ya que todas las personas que están ahí tienen distintas intenciones desde el amor, tanto individuales como para el colectivo. Creo que uno de los puntos más difíciles es rendirte ante las emociones que surjan ahí dentro y ser capaz de aceptarlas y soltarlas”.
Además, nos recalcó la importancia del guía en este tipo de rituales, pues debe fungir como receptor de cada uno de los miembros del grupo. Es parte fundamental. ¡No queremos darte todos los detalles del ritual, queremos que lo vivas tú mismo! Pero sí podemos decirte que la ceremonia es una experiencia bastante enriquecedora a nivel mental, espiritual y físico:
“El temazcal, además de trabajar nuestro interior, también beneficia al cuerpo a liberar toxinas, mejora nuestra respiración y limpia y revitaliza la piel. Las hierbas o semillas utilizadas también cumplen su función. No solo son parte de la ofrenda a todos los elementos que componen el temazcal, sino que son de mayor provecho todas sus propiedades”, añadió.
Todo suena maravilloso hasta ahora, pero hay más. Sule nos platicó sobre los cantos que acompañan el ritual, que, en su experiencia, le mostraron un lado personal muy vulnerable.
“Los cantos te fortalecen y te traen recuerdos de momentos en los que has sido verdaderamente tú, fuera de cualquier nombre, etiqueta, título o concepto”, compartió.
Por otro lado, el temazcal puede representar una prueba para algunos. Sule nos platica que lidia con problemas de ansiedad y temor cuando se trata de lugares pequeños y oscuros. Sin embargo, verse acompañada de una meditación durante el proceso, fue aquello que la ayudó a sentirse en paz y plenitud, con la certeza de que todo estaba bien.
Vivir el temazcal en carne propia es una experiencia única. Sulema lo describe como algo “bellísimo”, el volver al núcleo, conectar contigo y con todas las personas que buscan el momento de sanar en un mismo espacio.
Sule se aseguró de confirmarnos que que ningún temazcal se parece a otro. ¡Por eso la importancia de que vivas tu experiencia!:
“Hay distintas vibraciones, temáticas, números de puertas, medicinas
herbolarias empleadas y un sinfín de cosas que distingue a uno del otro. Por eso, no importa cuantas veces hayas participado en una ceremonia, siempre será una nueva experiencia”.
¿Tú vivirías el temazcal? Nosotros ya tenemos un pie adentro. ¡Cuéntanos en nuestras redes sociales! @mexicoacolor
