La apariencia de Nathanael León era siniestra, no obstante, su carácter era el de un hombre bondadoso, este contraste hizo que su carrera no despuntara más
Cuerpo grueso, mentón cuadrado, calvicie permanente y ojos hundidos, eran las características del luchador veracruzano Nathanael León, alias Frankenstein, tal vez el villano más conocido de los churros exhibidos durante la época de oro del cine mexicano.
Paradójicamente su nombre no es tan recordado pese a su carrera fílmica compuesta por unas 193 cintas de nombres tan graciosos como Los vampiros de Coyoacán, La muerte en bikini, Las lobas del ring o Los mecánicos ardientes. Tal vez se deba a que nunca tuvo un protagónico debido, quizá, a que su capacidad histriónica no alcanzaba altas interpretaciones dramáticas, o porque su malévolo físico no encajaba con su carácter bonachón.
Nathanael León ponía cara de loco y le daban el papel de malo
Porque si bien, en los castings, a Nathanael León solo le bastaba poner cara de loco para ser contratado como asesino a sueldo o secuaz de los malos, la realidad era que todo ese temor hacia él, se caía cuando empezaba a hablar y gesticular convirtiéndose al instante en la parodia de un villano.
Para darnos una idea, en un capítulo de Los Beverly de Peralvillo, nuestro actor es presentado como un integrante más de la familia, pero cuando El Borras lo ve, en lugar de asustarse, solo atina a exclamar: “¿Y esto qué es? ¿La noche de los monstruos?”
Nathanael León doble de riesgo del cine mexicano
Y aunque por las razones antes citadas este actor no fue el estelar de un film, el cine mexicano le debe mucho, no solo por hacerla del malo para que otras figuras actorales pudieran brillar, sino porque muchas veces la hizo de doble de riesgo, aunque existe prácticamente nula información sobre esta faceta de él.
Nathanael Evaristo León Moreno nació el 26 de octubre de 1915 en el estado de Veracruz, llegando a ciudad de México siendo muy joven, para incursionar en el mundo de la lucha libre bajo el nombre de “Frankenstein”. Y aunque por ese entonces todos los luchadores querían usar máscaras, él decidió no hacerlo porque solo con su rostro ya inspiraba miedo.
Sin gran éxito en la lucha libre, pero sí en la actuación
Sin embargo, la vida no le tenía deparado ser una de las grandes figuras del pancracio, pero sus características físicas sí le valieron llamar la atención de los productores cinematográficos, debutando en Los tigres del ring, aunque algunos creen que primero apareció en Furias desatadas (la discrepancia es porque las fechas de salida de ambas cintas es incierta).
Después de esos films, vinieron más películas para él, como El torneo de la muerte, Guantes de oro, El bronco de Reynosa, El misterio del Huracán Ramírez, Santo contra el cerebro diabólico, el halcón solitario, La edad de piedra, Neutrón contra el criminal sádico, etcétera, Frankenstein había encontrado su verdadera vocación: la actuación.
El final de la carrera de Nathanael Léon
En 1987 la ANDA entregó a Nathanael León la medalla “Virginia Fábregas” por su labor actoral, después de ello su participación en películas empezó a decaer, siendo Perros de Presa, de 1992, el último film en el que participaría.
Murió el 12 de septiembre de 2001 a consecuencia de males cardiovasculares. Prácticamente los únicos que lo recuerdan son sus familiares y vecinos del edificio número 22 de la calle Vicente Berinstain, alcaldía Cuauhtémoc, que fue donde vivió.
