Ya casi nada me asombra, pero esta vez sí me quedé sorprendida cuando apenas me contaron de lo que en la escena gastronómica de antojitos michoacanos sucede: la torta de tostadas y la torta de gelatina. Los invito a acercarse a estas creaciones que están siendo tendencia a la alta.
Nuestras vidas han estado marcadas por platillos muy particulares y deliciosos, aquellos que desde nuestra niñez nos acompañan y nos hacen sentirnos felices y “en casa”. Un llamado “antojito”, pero que en realidad es una comida completa, es la torta mexicana.
En la primaria, la torta de jamón siempre fue la reina -aunque mi mamá me cuenta que ella le daban un bolillo recién hecho con una barra de chocolate tipo Carlos V-; mis primas me desconcertaban porque un poco de aceite de oliva era el relleno de su “lunch”. Mi papá, que pasó su infancia en Cosamaloapan, Veracruz, acostumbraba llevar al colegio una torta de plátano tabasco, así de sencillo.
Acostumbrados estamos a la torta de tamal (guajolota), de chilaquiles (tecolota), la que lleva tamal más chilaquiles (guajolotongo), de chile relleno, las tradicionales de Jalisco de carnitas bañadas en salsa (ahogadas); o qué me dicen de las llamadas cemitas poblanas, en el que el pan es redondo, con ajonjolí, las más vendidas son las de milanesa y pierna, siempre con su toque de pápalo. Pero nunca había oído de las de tostadas y mucho menos de gelatina, ¿ustedes? Desentrañemos este misterio juntos…
Un dulce recuerdo
La escena es en Pátzcuaro, Michoacán, y como toda buena historia (de torta o no) comienza con un niño y su abuela. El pequeño de 9 años, Israel Fuentes, solía ayudar a su abuela en un puesto en la calle, ella siempre pendiente de que comiera algo, llevaba sin falta un bolillo o telera que abría con destreza y de un recipiente sacaba un poco de gelatina y lo rellenaba. Listo, el desayuno estaba listo. Israel gustoso comía aquella ocurrencia que llena de amor le daba su abuelita y que se tornó en una tradición familiar.
Sus pilares como cocinero tradicional
Tras trabajar toda su vida, junto a su mamá, vendiendo su muy particular receta de corundas en un pequeño puesto en la calle, comenzó a llamar la atención de propios y visitantes que se deleitaban con su excelente sazón. Fue en 2009 su primera participación como Cocinero Tradicional del Estado de Michoacán, lo que le llenó de orgullo.
La polémica pero ganadora torta de gelatina
Pero su sueño era tener un restaurante propio, por lo que en 2017 abrió Once Patios en el Pueblo Mágico de Pátzcuaro. No dudó ni un momento en ponen en la carta su postre familiar, la torta de gelatina: que no es más que el resultado de un pan blanco perfecto, arduamente elegido por él mismo, lo mete al horno por 3 minutos, lo rellena de gelatina de jerez y lo baña con rompope. ¿Te atreves a probarla?
La torta de gelatina ya está en el Top10 de los postres de Michoacán.
Israel nos expresó que fue altamente criticado y hasta agredido por algunos medios y comensales que decían que su postre era una locura, por un momento creyó que su fama iría a pique y resultó ser lo contrario. Hablaron tanto de su torta que un día le llamaron de Netflix, de ahí y salió en La Divina Gula. Hoy su fama crece y recientemente estuvo en el Primer Tianguis Internacional de Pueblos Mágicos de México en el CCIB Barcelona. Pronto viajará a Texas, Chicago y lo seguiremos viendo con mucho orgullo en más lugares del mundo representando a Michoacán y a México. No le pierdas la pista al cocinero tradicional Israel Fuentes con los hashtags: #ElCorunderoDeMich o #ElCorunderoDeMexico
Aunque desató polémica muchos aseguran que la torta de gelatina es exquisita ¿la probarías?
Torta de tostada: la que faltaba en México
Provenientes del hermoso Pueblo Mágico de Santa Clara del Cobre, las tortas de tostada son un manjar que ha deleitado los paladares de locales y turistas desde los años sesenta, cuando Francisco Puerco o “Don Pancho” y su familia las crearon; pero es hasta ahora que tomaron mayor fuerza, tal vez por los medios digitales que viajan tan rápido.
El exótico platillo se prepara untándole frijoles refritos a una telera en una tapa y en la otra mayonesa, posteriormente se agrega una porción al gusto de queso de puerco, chile perón, jitomate fresco y unas rodajitas de cebolla. Enseguida se mete en un hornito de cobre (elaborado en Santa Clara, desde luego), y se saca solo hasta que esté doradita. La magia llega a su máximo punto cuando se le coloca una tostada de carne apache (carne molida de res cocida con limón), un poco de col y el toque final, un poquito de salsa. Se hace “agua la boca”.
¿Dónde comerlas?
Puedes visitar el lugar original de los inventores de esta deliciosa curiosidad culinaria, el cual está a un costado del quiosco de la Plaza Central, o bien, elige algún otro sitio de los alrededores que ofrecen esta original y crujiente torta (que bien me recuerda cuando en primaria les añadía Doritos a mis tortas).
No puedo esperar para tomar el auto hacia Michoacán y probar estas y muchas otras delicias…